Se han conmemorado los 20 años de la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en España. Un hito que llevó a nuestro país a ser un referente en materia de igualdad real y efectiva de las personas LGTBIQ+ en el mundo, especialmente en Europa y América del Sur.
Ahora, nuestro país aborda otro hito histórico: el Pleno del Congreso votará este martes 24 de junio una proposición de ley para castigar con penas de hasta dos años de prisión a quien practique terapias de conversión dirigidas a eliminar o negar la orientación sexual, identidad sexual o expresión de género, y a los padres que las consientan.
Desde el COPAO apoyamos esta iniciativa porque tiene en cuenta “el interés superior del menor”, un concepto jurídico en blanco definido por la RAE como “el derecho fundamental de todo niño a que sus intereses sean considerados primordiales en todas las decisiones que le afecten, tanto en el ámbito público como privado”.
Asimismo, hemos de tener en consideración la Convención sobre los Derechos del Niño que afirma, asimismo, que “el niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, debe crecer en el seno de la familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión”. Además, en su artículo 29.1. afirma que “la educación del niño deberá estar encaminada a desarrollar la personalidad, las aptitudes y la capacidad mental y física del niño hasta el máximo de sus posibilidades”.
Las terapias de conversión no son sólo "inherentemente discriminatorias, crueles, inhumanas y degradantes", sino que además suponen un atentado contra los Derechos Humanos de la víctima que las recibe y contra diversas normativas nacionales e internacionales basadas en prejuicios y estereotipos o creencias religiosas que tienen serias consecuencias (tanto físicas como sociales y emocionales) en quien las recibe y especialmente severas en el caso de menores victimizados.
Además, según afirmó en 2020 Víctor Madrigal-Borloz, experto independiente de las Naciones Unidas, según el grado de dolor físico o mental infligido a la víctima, las terapias de conversión "pueden equivaler a formas de tortura".