El cáncer representa uno de los mayores desafíos sociosanitarios a nivel global, con cifras alarmantes de incidencia y consecuencias graves, incluida la exclusión laboral y social.

Según el Observatorio del Cáncer, de la Asociación Española contra el cáncer, se estima que para el 2030 habrá más de 21 millones de casos en el mundo, con más de 330 mil solo en España. Es por ello, que la carga laboral es significativa. En 2023, fueron diagnosticados más de 110 mil casos en edad laboral.Las personas que padecen o han padecido cáncer enfrentan una alta probabilidad de pérdida laboral, con un riesgo de desempleo un 34% mayor que la población general.

Además, la reincorporación laboral puede ser otro desafío, por adaptar el puesto de trabajo a las secuelas del tratamiento y retomar rutinas laborales. Factores como la edad, el nivel educativo, el tipo de empleo y las condiciones laborales influyen en el grado de impacto del diagnóstico del cáncer: desde dificultades para mantener
el ritmo de trabajo hasta la estigmatización en el lugar de trabajo.

Los impactos emocionales y financieros pueden ser tan devastadores como los físicos, para personas que lo padecen, y su entorno.Por eso, es esencial abordar las necesidades psicológicas, sociales y laborales del paciente y sus familias, especialmente considerando la conmoción económica y de empleabilidad, en las personas cuidadoras. Se requiere una atención integral y leyes que protejan a las y los pacientes con enfermedades crónicas, incluido supervivientes de cáncer, para garantizar la igualdad de oportunidades en el empleo. En este sentido, la psicooncología desempeña un papel crucial para brindar apoyo durante todo el proceso oncológico, desde el diagnóstico hasta la recuperación y la reincorporación laboral.

Autora: Elena Jiménez Suárez, psicologa sanitaria especialista es Psicooncología y coordinadora de la Sección de Psicooncologia y Psicología en Cuidados Paliativos de Málaga. 

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